domingo, 15 de febrero de 2009








Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo

 




Nadie puede ser esclavo de su identidad, cuando surge una posibilidad de cambio hay que cambiar - (Elliot Gould)



    La mayoría de las personas, especialmente en esta época de cambios acelerados y de un despliegue gigantesco de información y posibilidades, han sentido que viven una crisis de sentido pues la pertenencia a la que queremos aferrarnos es casi una obligación. Esto también nos ha llevado a enfrentarnos a una crisis de identidad de la cual no estamos exentos,  a menos tal vez que pertenezcamos a una tribu aborigen, en la que nuestra pertenencia está bien asentada y donde nuestra identidad quedaría intacta hasta el final puesto que muy pocos factores externos influirían de manera alguna en ella.

 La interacción con otras personas y las distintas prácticas que nos rodean se combinan para formar una serie de estructuras que influyen en gran medida en nuestra formación e identidad, esto no es algo nuevo, y se conoce más específicamente como hibridación según Néstor García Canclini antropólogo argentino contemporáneo que ha tratado los temas de posmodernidad y cultura.

Esta hibridación es responsable de un número infinito de influencias en las distintas culturas, pues es algo que se ha venido dando desde el principio de la civilización, desde que distintos grupos de personas comenzaron a interactuar con otros grupos de personas que les eran ajenos y tomaron aspectos uno del otro.  No podemos negar la mezcla de influencias que nuestra cultura ha generado a lo largo del tiempo y cómo éstas han afectado o influenciado en nuestra misma percepción de lo que nos rodea y de cómo nos comportamos, así como de las actitudes que asumimos cuando por nuestra misma naturaleza social nos relacionamos con otras personas, entornos y pensamientos.

 La influencia que ejercen los demás sobre nosotros nos sirve como aprendizaje de otras formas de ver la realidad, además de ayudarnos a ser objetivos y tomar lo bueno, dejar lo malo y hacer de la hibridación algo que no afecte y destruya por completo la identidad que como personas debemos mantener.

 El concepto de hibridación no es bien aceptado en determinados círculos ya que se ve como algo negativo que deshace una estructura que se había mantenido por un tiempo indefinido y que estaba ahí con un motivo, que estaba de por sí dándole un sentido a algo que no tenía necesidad de cambiar.

Cuando por ejemplo, los colonizadores españoles llegaron a América y a fuerza de batalla impusieron su cultura a los indígenas quienes tuvieron que dejar casi por completo su identidad en el pasado, pero digo casi por completo, ya que muchas de las tradiciones y características que tenían no las perdieron por completo sino que las unieron con las nuevas costumbres y tradiciones de los colonizadores creando unas nuevas.

 Los procesos migratorios, turísticos o de intercambio económico o comunicacional son actualmente los principales factores que crean la llamada hibridación a lo largo del globo. Casi nadie queda fuera de dicho proceso, no importa de dónde vengamos lo que importa es hacia dónde vamos y con quien nos encontramos en el camino, porque así como nosotros, millones de personas más hacen lo mismo, van, no se quedan y se encuentran en un camino plagado de actitudes, rostros y mentalidades ajenos tal vez o tal vez no, dispuestos dar de sí y recibir, creando así un intercambio recíproco que culminará en un proceso de cambio de modificación o cambio de la identidad que cada uno tenía.

 Queramos o no, cada vez que viajamos, o tan sólo con las nuevas tecnologías tenemos al alcance una gama infinita de posibilidades de modificar nuestra identidad, es tanta la información que nos es dada, tanta la  información que queremos manejar que es difícil pretender que otro tipo de influencias no van a dejarnos algo, quizás inconscientemente o porque asó lo deseemos.

 Tal vez sería importante preguntarnos si aún existen identidades puras o auténticas, y qué tanto puede afectar a nuestra sociedad, tan multifacéticamente variada y rica. La hibridación puede ser cuestionada y/o rechazada pero es también una forma de intercambio cultural enriquecedor, y si hay que buscar responsables, podríamos encontrar muchos, entre ellos la globalización, la modernidad, etc. pero entonces a la vez nosotros seríamos los principales responsables, al haber creado lo anteriormente mencionado y haber alcanzado esos caminos, claro, porque así lo ha exigido nuestra historia, nuestra existencia, que avancemos, que mejoremos, que vallamos hacia adelante, finalmente no tenemos porque verlo como algo negativo, es parte del cambio que obligadamente tenemos que vivir.

Personalmente, en mi experiencia, la hibridación ha estado presente de manera muy clara especialmente cuando tuve la oportunidad de ir a estudiar al extranjero, debo decir que mi vida cambió completamente, a partir de ese momento ya nada fue igual y toda mi percepción cambio radicalmente, pues personas que conocí allá se convirtieron en mis mejores amigos casi mis hermanos, lo que aún me parece curioso y a veces extraordinario es que son de culturas totalmente diferentes, Irán y Arabia Saudita, son países conocidos por sus extremismos y radicalidades en muchos aspectos, sobre todo lo que concierne a la mujer, pero mis amigos, precisamente de esos países cambiaron mi forma de ver y entender muchas cosas, mataron estereotipos que llevaba conmigo desde México, e hicieron que adoptara, más por gusto, muchos aspectos de sus vidas, a veces me consideraba a mi misma parte de su cultura, y ciertamente mi identidad cambió, pero jamás pensaría que para mal, todo lo contrario, me siento afortunada de haber vivido eso, porque ahora son parte de mi vida para siempre.

 Debo decir también que precisamente la ciudad de Canadá donde estuve, Vancouver se caracteriza por su enorme diversidad cultural, puedes encontrar gente de todo el mundo, llegué a tener amigos de Vietnam, Congo, Taiwán, Alemania, Italia, Serbia, etc. Podías encontrarte incluso con zonas determinadas que eran en sí mismas la réplica de una comunidad extranjera traída desde su país de origen. Sin embargo, y es ahí donde aparecía la hibridación, todas esas personas al vivir en una ciudad Cosmopolita, moderna, en un continente diferente terminaban adoptando y aportando por igual.

A veces era impresionante ver que casi no se veían lo que podríamos llamar canadienses originales en las calles, escuelas, antros, etc., y por supuesto que los matrimonios interraciales son algo muy común y un medio muy claro de ejemplificar la hibridación.

 

Eugenia Rayas Rivera